domingo, 11 de mayo de 2014

PARTOS EN LA TRIBU HUICHOL


Llevo varios días preparando el guión para un taller que voy a impartir en unas semanas y que está dirigido especialmente a los embarazados. 

¡Sí! ¡No me he confundido! 

En esta ocasión el taller está pensado para que ellos sean los protagonistas. 

Los futuros padres cada vez más reclaman algo de orientación para poder acompañar a sus parejas en el momento del nacimiento de una forma eficaz. 

La imagen del hombre fumando en la sala de espera del hospital mientras la mujer da a luz, afortunadamente, ya ha quedado obsoleta. 

El nacimiento de un nuevo ser es una cuestión de, al menos, tres personas: la futura mamá, el bebé, y el futuro papá. Antes estaba prohibida su presencia en ese momento, y ahora ya no sólo se les permite, sino que incluso en ocasiones se les reclama, su presencia. 
(¿A ver si nos estamos pasando de nuevo?) 

Entre la prohibición y la obligación anda el juego... y en medio de todo esto, ellos piden ayuda a las profesionales para que les expliquemos cómo hacer para acompañar.  

En los años que estuve colaborando con las matronas de la maternidad Acuario conocí muchas parejas. En muchas de ellas, se percibía claramente la conexión empática natural que fluía entre los dos miembros de la pareja. Ellos no necesitaban ninguna ayuda para entender cuál era su papel en el momento del nacimiento. 
(Disculpad..., pero a estas alturas trato de utilizar lo menos posible la palabra "parto", tan cargada de connotaciones negativas...)

Para otros futuros padres, en cambio, la cosa no estaba tan clara. Ellos, que durante el embarazo no tienen la suerte de estar recibiendo el coctel hormonal que lleva nueve meses preparando el cuerpo-mente de su compañera para lo que está por venir, necesitan algo más de ayuda para entender en qué consiste su tarea durante el nacimiento de su hij@.  
  
Para mostrarles de qué manera la naturaleza ha previsto que su implicación y presencia en el momento del nacimiento sea importante puedo acudir a argumentos psicológicos, históricos, sociológicos, incluso fisiológicos y médicos, pero en esta tribu mexicana han llevado los argumentos aún más lejos. Para ellos es una cuestión ¡¡¡de huevos!!! 

Lo siento..., no pretendo ser irrespetuosa, pero es que no conocía esta tradición y me ha resultado muy sorprendente. Según lo que cuenta la antropóloga Laura Núñez, en la tribu Huichol, es costumbre atar los testículos del padre para que  pueda compartir el dolor de las contracciones de la mujer.  
"El acto de parir, ya se trate de un hijo, una idea o una obra de arte, va siempre acompañado de dolor. Los indios huicholes piensan que la pareja de la mujer debe compartir el dolor y el placer de dar a luz, por eso, mientras ella está de parto, el marido se sienta en las vigas situadas sobre su cabeza con una cuerda atada a los testículos. Cada vez que tiene una contracción, la parturienta tira de la cuerda. Al final el marido siente tanta alegría por el nacimiento del niño como la mujer ¡O incluso más!" 

Después de leer esto, me surgen muchas ganas de conocer más sobre este rito, para así poder hacerme una opinión que vaya más allá del "chascarrillo" fácil. 

Por ahora, y arriesgándome a ser muy atrevida. Algo no me convence del asunto, y va más allá de imaginar la cara de dolor del futuro padre. 

Tal y como afirma la comadrona italiana Verena Schmid, el dolor de parto, la intensidad de lo que allí ocurre, tiene un sentido fisiológico de protección de la madre y el bebé. El coctel hormonal que produce su cuerpo en circunstancias normales está preparado para transportar a la mujer que da a luz a una experiencia cercana al éxtasis. 

Es importante que el compañero empatice y acompañe ese momento sagrado, pero se me ocurren maneras más amorosas y eficaces de hacerlo...

Un mensaje de tranquilidad para los caballeros que estaréis en mi próximo taller para parejas: ¡¡¡no habrá cuerdas!!!